Si hay algo que está distinguiendo a Madrid durante los últimos 4-5 años es la proliferación de fiestas matinales para el día 1 de enero. Muchos caen en la cuenta que salir en Nochevieja no compensa. Y el rey de este tipo de eventos por tamaño y presupuesto, nos guste o no, sigue siendo Space of Sound Festival. En la edición de 2012 se enfrentaba a un cambio de recinto. Del Madrid Arena a La Caja Mágica en el sur de la ciudad. La jugada no se les ha dado mal porque vacía, precisamente, no estaba ninguna de sus cuatro zonas.
Por cercanía, un servidor pudo acercarse andando al barrio de San Fermín. El que fuera en coche y aparcara en los parkings de La Caja Mágica solo en el acceso, debido a los controles de las autoridades, tardaría más del doble en llegar. Sin embargo, una vez por los alrededores y a la hora de entrar todo iba rapidísimo. Eso se puede deber a que la gente entraba en un goteo constante debido a la cantidad de horas de duración de SPS de 14h a 7h donde la música no para. Los más madrugadores que aguantaran las 17 horas es para darles un premio de resistencia.
Mi hora de entrada fue bien entrada la tarde-noche –sobre las 20h- y como suele pasar en estos casos, cuando vas con un planing preparado pero también con un grupo grande de gente; acabas por perderte a quien tenías pensado ver. Ni Henry Saiz, ni Tale of Us. Directamente los huesos dieron a parar al Estadio 2 donde Dubfire estaba a los platos con su particular techno con groove y potencia. Algo verbenero pero muy directo para el clubber de a pie. No faltó su hiper-machacado remix del 'Grindhouse' al final de su actuación para regocijo del personal.
Hablando de la disposición de las zonas hay que decir que se repartía de la siguiente manera: dos grandes pabellones uno en frente del otro. Y en el piso inferior otros dos pabellones. Los Estadios 2 y 3 eran los superiores y para acceder al 1 y al 4 debías bajar unas escaleras. Todo estaba más concentrado. Al ser unos pabellones, la gran sacrificada fue la espectacularidad de los montajes que se solían hacer en el Madrid Arena. Quizá eso, junto a la horrible programación horaria de artistas, fue uno de los grandes aspectos negativos del festival.
Una vez concluido Dubfire le tomó el relevo a alguien que sí que estaba en mi hoja de ruta: el maestro Carl Craig. El de Detroit se marcó un set muy serio empezando con un tema que ya puso en su visita al Klubbers day. A modo de una larguísima y suntuosa intro que hizo que la zona se despejara de consumidores de bombos contundentes y graves por vena. Luego todo te explotaba en la cara. Realizó una sesión de techno muy fino. Craig es un tipo que emana personalidad desde la cabina y solo tuvo dos concesiones al público: su remix del 'Goodlife' y el clásico 'The Bells' de Jeff Mills. Imaginad el resultado en esos momentos.
Pero si Craig tiene carisma Chris Liebing emana simpatía del mismo modo que te funde las zapatillas a base de sus techno de bombo industrial. Sonido grueso para levantar al público del Estadio 3. Su relevo fue un Umek que recrudeció más aún el ambiente con un techno mucho más equilibrado que el set de cierre de toques minimaleros que hizo en Creamfields-Andalucía. Si además hubiera metido algún Primate de los que solía producir hace 10 años le daría un sobresaliente a su actuación.
Tras el techno correoso del esloveno llegó una de esas cosas ilógicas de la programación. Llegaba el turno de The Zombie Kids. Os juro y perjuro que pretendí darles una segunda oportunidad. Intenté poner todo de mi parte para quitarme prejuicios y decirme a mí mismo: “estos tíos están triunfando. No tienen que ser tan malos”. Lo primero que hicieron, por si alguien no se había percatado de su presencia en cabina, fue coger el micro (¿¿EL MICRO?? Para animar a la gente a las 4:00 de la madrugada…). A la mitad del primer tema que pusieron ya estaba buscando la salida. No era el único en huir de la zona porque aquello se convirtió en un infierno de empujones y sálvese quien pueda entre los que estaban viendo a Umek y huían de lo que tenían delante y las hordas que querían entrar para ver a los chicos de moda.
En esas fui a rendir tributo a James Holden, otro que tuvo que hacer frente a una dura papeleta (gracias a los horarios) que no se la desearía ni al peor de mis enemigos. Pero el inglés lo solventó de forma magistral con unos primeros 20-30 minutos de continuidad a lo hecho por Paul Ritch para volver a ser el Holden que imprime un estilo propio a sus sesiones. Para mi lo mejor del festival por el handicap extra que conllevaba. El problema es que quizá ese estilo propio que derrocha el de Border Community no sea el adecuado para esas horas de la noche, y más ante una masa que quiere caña. A mi me encantó su transición, a mis amistades les comenzaba a dejar frío. Y es que a Holden hay que entenderlo y todos no están por la labor de hacer el esfuerzo. Conclusión: ir a otra sala.
De vuelta al Estadio 2 estaba el show Cocoon con un Ricardo Villalobos & cía on fire. Creo que ya no puedo concebir una sesión de Villalobos sin su fiesta VIP en cabina. La cosa era hacer tiempo hasta que empezara Mendoza y como el chileno-alemán no estaba convenciendo fue el momento de pisar el Estadio 4 donde Álvaro Espinosa ofreció la música que estábamos buscando para un cierre en condiciones. House con toques tech algo rápido de bpm´s pero bien encauzado para eso. Para un cierre.
Se acabó la música y fue el momento de recoger el campamento; pero en la zona de Cocoon Villalobos seguía pinchando ritmos electrónicos. Con las luces encendidas se podía ver la tremenda fiesta que había en cabina. Esperábamos un tema emblemático o al menos con cierta fuerza y presencia para salir con un buen sabor de boca. Agua. Todo demasiado anodino. Y con las fuerzas bajo cero comenzaba la vuelta a casa. Tras asistir a un SPS Festival que si bien no brilló como en otras ediciones sí que llega al notable. ¡FELIZ AÑO NUEVO!
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Fotos y videos: Electrónica & Roll
Comentarios
UMEK. número 1.
Desde las 4 al final comparsa.
Lo mejor de éste sitio es que puedes estar en las gradas a tu rollo, verlo y oirlo muy bien.