¿Qué nos deja un festival como UMF?

Lo de siempre...

Nunca le he prestado atención a un festival como el Ultra Music Festival pero este año lo intenté, creedme que lo intenté. "Si todo el mundo habla de él, ¡JODER, ALGO BUENO TENDRÁ! ¡He de descubrirlo!", me decía a mi mismo a modo de mantra. Una ciudad como Miami, el comienzo del famoso Spring Break norteamericano (las vacaciones primaverales de estudiantes y universitarios, con todos los lógicos excesos que ello conlleva), un escenario gigantesco y Dj´s de masas. Eso es el Ultra Music Festival. Si hace más de una década era seguidor de Dj´s que llenaban campos de fútbol holandeses, voy a intentar acercarme a toda esa cultura EDM que no me hace ni pizca de gracia, intentando abrir mi mente a "nuevos sonidos" y comprobar que no soy un carcamal. Que mi espíritu joven sigue ahí. Además Twitter como medidor de audiencias echaba humo con cada cambio en la cabina en la retransmisión del escenario principal. Por pura deontología profesional DEBÍA VERLO.


Bien. Pues el primer día aguanté unos 20 minutos con un tal Zedd que ponía mucho tema vocal de ramalazo trancero algo pasteloso que el público coreaba al unísono y que un servidor desconocía. Mi fuera de juego más evidente no podía ser. Antes ví a un dúo donde uno pinchaba una música infumable con el sempiterno Jump Around de House of Pain con drops estridentes, que por repetición resultaban aburridos, mientras otro pillaba el micro -elemento fundamental por lo que se ve- por banda cual animador y speaker. Eso sí, el despliegue audiovisual y el montaje era espectacular. Los fuegos artificiales siempre son un plus. Pero mi paciencia delante del ordenador se marchitó antes del que posiblemente me hubiera resultado el artista que más me hubiera enganchado: Eric Prydz (que nos regaló el TUIT de esta edición).

El segundo día aguanté 20 segundos. Y el tercero unos 10 minutos con la actuación del patrio Danny Ávila donde unos siete de ellos fue con el mute activado.

¿Y qué me ha fascinado de algo que está en mis antípodas en la forma de entender la música? Su repercusión mundial, sus polémicas y el circo mediático que hay a su alrededor donde cada uno intenta sacar tajada arrimando el ascua a su sardina (aunque esto último ocurre con casi todo festival independientemente del género). Porque no nos engañemos: Business Is Business. Ya sea con trolleos épicos con el de siempre como protagonista, con riñas con fans vía Twitter, con alabanzas y críticas de promotores y artistas en las RSS (lo más entretenido de todo, de largo). Hay que estar en el "candelabro" o al menos aparentarlo. Yo lo he intentado y creo que me vuelvo a mi cueva porque solo puedo recurrir a este símil para resumir mi opinión sobre lo visto.



ACTUALIZACIÓN:

Según informa Clubbingspain en el Ultra casi se ha rozado la tragedia por una avalancha, y aquí nos ponemos serios. Parece que los poderes públicos ya afilan las uñas para cargarse el evento. No nos gustará la música ni lo que representa el Ultra, pero entendemos que tiene su público y éste tiene derecho a disfrutar de su música favorita. Lo fácil es criminalizar este tipo de encuentros, lo difícil es que no haya irregularidades por parte de todos.

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