Es de agradecer como la savia nueva tiene algo que decir en la escena madrileña. Los chicos de Limbo Club, seguramente con más corazón que cabeza, se están convirtiendo poco a poco en una alternativa no exenta de calidad al todopoderoso Mondo para las noches de los jueves en la capital. Una propuesta modesta, que al igual que otras plataformas con similares comienzos (Post Club o Blackout), tiene un tono familiar lo que le da un encanto especial. Eso, y su esfuerzo en realizar contrataciones de artistas invitados punteros, son sus armas más fuertes. Sirva como ejemplo el caso del misterioso Man Power que visitó ayer la Sala El Sol (nueva ubicación de Limbo Club tras una primera etapa en Charada) y dejó un muy buen sabor de boca a los presentes.
Lo que más sorprendió al bajar esas míticas escaleras de la céntrica sala, fue la mejora de sonido que por ejemplo deslució el ácido set de la visita de Kresy del pasado mes. A primeras horas ya había bastante ambiente y por ahí rondaba Man Power disfrutando de la noche como uno más. Pero ya hablaremos de él, porque el que se merece unas líneas a parte es Carroquino.
Por fin un dj que no tiene una década de carrera a sus espaldas que se amolda a un invitado con un warm-up especialmente diseñado en función de la música que pinchará éste. Carroquino dio una lección de profesionalidad y buen hacer. Él sabía que Man Power es un artista ecléctico y que no destaca por imprimir una velocidad infernal en sus sesiones. La solución ideada por el residente para calentar la pista fue autoimponerse no pasar los 120 BPMs buscando un sonido slow muy variado, a veces más House y a veces más electrónico recurriendo a temas de la cuerda de Bob Moses por poner un ejemplo, que fructificó en un discurso técnicamente muy correcto y conceptualmente cálido, sensual y orgánico. Un excelente trabajo que dio más profundidad que la fosa de las Marianas para meterte de lleno en la fiesta y el despiporre que se avecinaba a continuación.
Pero para qué os vamos a engañar, nosotros estábamos ahí para ver a Man Power. Un artista del que hay información a cuenta gotas. Según Resident Advisor es francés aunque su inglés y su música tiene un prominente acento británico norteño. Como productor sus aportaciones en Correspondant, Eskimo o Hivern Discs le ponen en la picota como artista a tener en cuenta. Se le encasilla con sonidos Balearic pero en realidad lo que demostró a los presentes es que aboga por un eclecticismo sonoro que no sabes por dónde te va a salir aunque tenía el House como género vertebrador. Eso sí, pensando siempre en hacer bailar. Muy energético, y muy metido en su papel de invitado, puso una marcha más a la noche. Y empezó a soltar tracks como 'Paradise Lost' de Toby Tobias, la remezcla de Daphni al 'Ne Noya' o el 'Acid Water' de Dr. Beat From San Sebastian. Unas mezclas a veces sutiles y otras milimétricamente ideadas al corte. Y cuando parecía que iba a tirar de acid se iba a lo tribal y cuando parecía que se iba al deep sorprendía con Disco, y así constantemente.
Desafiantemente divertido hasta que llegó su punto de inflexión con 'Things That Dreams Are Made Of' de The Human League. A partir de ahí ya no importaba un carajo si ponía 'Solitary Dancer' de Patrice Baumel o su próxima release en el sello Voyeurhythm. Allí directamente nos entregamos al hedonismo, al baile y a los chupitos de zumo de ciervo en probetas. Y del subsuelo madrileño al cielo al ritmo del poder de este hombre.
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