En un género tan amplio como es la electrónica, y con la cantidad de posibilidades que te ofrece para que un artista pueda encontrar su elemento diferenciador, es muy difícil ser escrupulosamente académico en el tratamiento de un estilo, en este caso Deep House, y aún así ser capaz de tener un sonido propio. Eso es lo que le ocurre al alemán Moomin y que se ratifica en su segundo LP que ha publicado este mes en el sello Smallville. Porque en este A Minor Thought encontramos un tratado de Deep House suave, clásico y con un punto melancólico que sin embargo no olvida que su objetivo es el corazón de una pista de baile. Pero, por encima de todo, suena a Moomin.
Resulta cuanto menos paradójico que este productor oriundo de Berlín, llamado Sebastian Genz y dueño del interesante sello Closer, haya encontrado el acomodo perfecto en esta disquera de la no menos fría Hamburgo. Ahí ya publicó su álbum debut A Story About You hace un lustro (y reeditado recientemente) donde mostraba a las claras sus pautas con sonidos de teclados Rhodes y xilófonos, una programación rítmica sencilla con bombos que acompasan pero que no matan, líneas de bajo simples y efectivas, influencias jazzy y samplers vocales sugerentes. Un sonido orgánico de tomo y lomo que no innova, ni lo pretende, pero ahí está la habilidad del alemán para hacerlo suyo con una clase que no se puede discutir. Y la cosa le ha ido tan bien y está tan convencido de su idea y concepción musical que no ha variado lo más mínimo en su forma de trabajar. Sin ir más lejos, el año pasado ya editó dos joyas de EP´s como You Are Sweet Sweet en Fuck The Reality y Aquarama en Smaville donde además rendía tributo a Candi Stanton en el primero y a Peven Everett en el segundo aplicando su fórmula al mítico 'You Got The Love' y al 'I Can't Believe I Loved
Her' con excelentes resultados.
En ese sentido A Minor Thought es la continuación descarada de su anterior trabajo en largo. Once cortes en su versión en CD y siete en el doble vinilo que en ningún momento superan los 125 BPM´s. El sonido cálido aparece ya en el primer tema, '123', con sonidos que evocan a la playa y al mar. Las olas y el graznido de las gaviotas introducen un bucle melódico de teclado Rhodes al que se le suma un patrón rítmico 808 a lo que se suma un elegante saxo para aportar el toque Jazz instrumental. Toda una invitación formal a redescubrir su mundo. A partir de este momento ya saca todo su muestrario donde la delicadeza en el tratamiento de las texturas es la ley que rige durante toda la obra sin que haya ninguna salida de tono o experimentación.
Dentro de esta coherencia brutal llevada a sus máximas consecuencias, entran los detalles y las sutiles variaciones que encontrarán los amantes más recalcitrantes del Deep House más puro. Hace funambulismo sin perder equilibrio en ningún momento entre su idea de ofrecer una música que te toque la patata siendo agradable al oído y que al mismo tiempo te haga mover los pies, ya sea de forma consciente o inconsciente. Y para ello dispone de recursos instrumentales como pianos, riffs de guitarras, clarinetes, metalófonos que se unen a sus cajas de ritmos analógicas clásicas, su pericia en sacar el máximo jugo a sus sintes y su habilidad para escoger los samplers vocales adecuados en momentos puntuales.
De este modo tenemos producciones arrebatadoras como 'A Minor Thought', 'Alone' o 'Loop Nº1', dulcemente incisivas 'Woman to Woman' o 'You Neva Know', sexys como 'Morning Groove' o 'Time To Reflect', con un gancho más crudo como 'Chemistry' y 'Stothet' y hasta lánguido sentido urbano como el cierre 'Unshape' donde por huye de un 4x4 al uso con bombos que aparecen y desaparecen como si fuera el juego del ratón y el gato.
La gran baza de Moomin como artista es su talento, ingenio e inteligencia a la hora de disponer de elementos recurrentes que le sirven para encontrar la diferenciación dentro de una generalidad. Una cosa es conocer al milímetro la teoría de una fórmula tradicional y otra cosa es aplicarla a tu manera sin incurrir en ningún momento en un renuncio y que encima el resultado sea único. Ese es su mérito en su honra particular a un estilo que se define con una palabra en concreto, Deep-House, y que nos hemos acostumbrado a que a veces pierda su sentido más literal.
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