Hunee, Benedikt Frey y Helena Hauff brillaron con luz propia en el festival levantino
Como tampoco queda duda que bailar en familia siempre es mejor, por eso una vez confirmada que habrá edición 2017 de ElectroSplash, ya solo nos falta conocer las fechas para ir reservando vacaciones. Es un festival para repetir.
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Fotos y vídeos: E&R
Ha pasado ya una semana desde la celebración de ElectroSplash y todavía sigo preguntándome cómo explicar a alguien que nunca ha ido a este festival hasta qué punto llega su espíritu familiar que lo hace un lugar tan especial sin tener que recurrir al manido aforo o describir de primeras sus instalaciones y su cartel, que en gran medida es su gran reclamo. Permitidme que lo haga con dos instantes que se vieron durante los tres días que duró la marcha en la playa de Fora Forat del municipio castellonense de Vinaròs. La primera es la imagen de un clubber que se planta en primera fila de uno de los escenarios y viendo que nadie fuma a su lado le pide un cigarro al artista que está repartiendo música en ese momento, y este ni corto ni perezoso -y sin conocer de nada al sujeto- sale de cabina para ofrecerle uno sin ningún problema. La segunda es la de otro componente del line-up, en este caso internacional, que aburrido de que pase el tiempo en un backstage en el que había poco movimiento, se zambulle en medio de la pista como si fuera uno más a disfrutar con el público que le ha vitoreado una hora antes. Esos pequeños detalles son perfectos para ilustrar la sensación de cercanía y respeto público-artista y viceversa que se respira en un evento como este; que como ya se apuntó en la crónica de hace un año escrita por Arturo Moya se puede reducir a la máxima de un festival para festivaleros veteranos que ya saben de qué va este juego.
Este halo romántico y ravero es una de las grandes bazas que se complementa con un horario mitad diurno y mitad nocturno y un espacio al aire libre y a escasos metros del mar Mediterráneo que lo hace ideal. En 2016 ha habido una gran novedad y ha sido la nueva distribución de escenario con tan solo dos principales: uno cubierto y en asfalto para los conciertos de indietrónica y los lives (un escenario que pisamos bastante poco) buscando otro tipo de público; y otro dispuesto en la ya famosa pineda, parcialmente cubierto con césped artificial y con el sonido enfocando al mar, que se convirtió en un pequeño paraíso para todo amante de los ritmos electrónicos. Además había un pequeño escenario patrocinado por ThunderBitch a la entrada del festival y otro en la zona VIP al lado de la pineda que se ve de todas luces innecesario por dos motivos: uno que el propio sonido del principal se lo comía y el segundo porque la verdadera fiesta estaba al otro lado.
Hablar del Open Main Stage (la pineda para los amigos) es hacerlo del gran acierto de esta edición. Un escenario 'pequeño' pero muy cuco con un sonido potente como él solo, de los que te golpean en el pecho, y un interesantísimo juego de leds que creaba grandes momentos al caer la noche. La fisionomía del espacio con los árboles hacía meternos en una especie de rave en medio del campo. Sensación impagable si se acompaña con un musicón de tomo y lomo como así fue.
Otro factor a tener en cuenta del festival son los precios bastante asequibles. Es cierto que en esta ocasión ha habido una ligera subida según nos comentaron asistentes de ediciones anteriores pero hay que hacer hincapié en el trato en barra con camareros y camareras. Prestos y simpáticos en todas ellas (las de los dos escenarios, la VIP y la del backstage), como si se empaparan de la energía que corría en la pista de baile y no con cara de estar ahí por castigo aguantando el globo de los demás, que es lo que normalmente uno se suele encontrar en estas lides. Lo dicho, todo como en una pequeña familia de unas 10.000 personas en total que pasaron por ElectroSplash según los datos de la organización, aunque la sensación a pie de pista fuera mucho menor.
-Hunee, amo y señor
El viernes 8 de julio arrancó la primera jornada de ElectroSplash 2016 con un Sutja Gutierrez abriendo el escenario de los directos a las 18:00h y con Daniel Kyo haciendo lo propio en la pineda pero a las 19:00. Nos perdimos al primero aunque llegamos al segundo. El valenciano se encargó de hacer un warm-up sedoso de manual ejecutado a la perfección. Hacía bailar a los que cogían sitio mientras disfrutaban de las primeras cervezas y no se pasó en ningún momento de revoluciones dejando el campo libre y todas las opciones del mundo a Kresy.
Antes de ver al asturiano tocó inspeccionar el escenario de los conciertos con unos The Suicide Of Western Culture tocando para apenas 30 personas. La música Lo-Fi y saturada de los catalanes no era la propicia para horas tan tempranas justo el primer día. Ellos mismos lo sabían, de hecho nos comentaron que era la segunda vez, primera en España, que tocaban a pleno sol. Por eso su directo fue un "vamos a tocar para nosotros lo que queramos" que fue tremendamente bien asimilado por los allí presentes. La lectura más positiva que podemos hacer es que por lo menos varios seguidores de Dorian (grupo que tocaba a continuación y que sí que llenó) conocieran a este dúo.
Pero estaba claro que nuestro lugar natural era en el parque de los árboles y las pistas de petanca. Allí ya estaba un Kresy animando el cotarro como solo el de Discomaths sabe hacer. Quizá fuera porque daba el relevo a Hunee pero se le vio mucho más centrado en un discurso House clásico sin apenas hacer incursiones en terreno technero, ni subir revoluciones a lo loco. Haciendo alguna que otra cucamona en cabina con divertidos gestos al ritmo de la música, no se puede negar que su set fue muy inteligente incluso dejando caer algún tema conocido como una remezcla al 'Pump The Jam' de Technotronic que fue recibido como agua de mayo por el personal y primer punto álgido del festival. Ya se veía a los/as primeros/as gogós espontáneos subidos a los bancos del parque.
Pero si por si algo se recordará este primer día de ElectroSplash 2016 fue por la lección de cabo a rabo de Hunee. Para muchos el alemán de origen surcoreano fue el gran triunfador del festival y propuso el set ganador de esta edición. Y no les faltaría razón a tenor de lo demostrado porque fueron dos horas de magia con un catálogo musical de ida y vuelta del Disco al House con multitud de rarezas ideales para todo melómano declarado que hacía inútil el uso del Shazam. Hubo un momento en el que quiso jugar con ritmos algo más duros pero el feeling no fluía igual y volvió al sendero del groove mientras no paraba de manipular la mesa rotatoria especial con la que pinchó. Ovación cerrada y más que merecida para él.
Con ese panorama la alemana Tama Sumo siguió el patrón housero de Choi para no perder la conexión con el público. La residente de Panorama Bar fue virando a sonoridades más technoides con facilidad pasmosa vinilo tras vinilo. Esto tuvo dos lecturas por parte del público: por un lado los que todavía estaban en la nube de Hunee torcieron un poco el morro mientras que los que necesitaban una marcha más por las horas que eran les pareció fenomenal el cambio a sonidos más expeditivos. Para un servidor hizo lo que tenía que hacer, demostrar personalidad llevándonos a su terreno y no conformarse con ser un sucedáneo del artista anterior. Notable su aportación.
El que sí que dejó en el aire un poso de decepción fue Âme en formato dj set. O lo que es lo mismo: Kristian Beyer. Tenía todo para salir por la puerta grande en un cierre con la gente entregada; y en lugar de eso ofreció un dj set bastante ramplón para lo que podía haber dado de sí. Eran las últimas horas y la gente tampoco se iba a quejar mientras que la hicieran bailar pero entre que su selección (muy de manual) no tenía el mismo poder de seducción que lo visto anteriormente y que sus mezclas eran bastante pobres sin capacidad de sorpresa, parecía el clásico cierre funcional de iros a la cama (o al after) y dónde está mi cheque.
-Benedikt Frey, el gran tapado
Tras coger con muchas ganas una primera jornada que había saciado las expectativas puestas en ella, en la segunda (que abría a las 15:00h) entramos más tarde de lo previsto con lo que nos perdimos a un Kevin Yost que por lo que nos contaron quiso reverdecer la época del Progressive-House más british alejándose de un patrón clásico.
La hoja de ruta del sábado estaba clara: campamento base en la pista 3 de petanca de la pineda. Y de ahí no nos movimos con un Tornado Wallace sencillamente espectacular. El australiano vino cargado de vinilos y planteó una sesión de corte clásico donde para sorpresa de todos la música Disco fue el elemento dominante durante gran parte de su set con temas tan fresquitos y que entraban tan bien como 'Tonite's The Night (1983 U.S Remix)' de Take Three.
Hasta que pegó un cambio de tercio con el 'Current 82 (12 Mix)' de DJ Sotofett iniciando un viaje ensoñador al que todos los presentes le compramos el billete. Sobresaliente sin discusión a un tipo que aportaba carisma en cabina. Con ese panorama tenía que lidiar el que a la postre se convirtió en la gran sorpresa del festival: Benedikt Frey.
Si por mi parte todas las loas no recaen sobre Hunee es porque Benedikt Frey no solo lo igualó sino que por momentos lo superó. El alemán ataviado con una camisa y un porte en cabina como si viniera de votar a Ciudadanos tras tomarse un piscolabis al mediodía con la familia, comenzó el set cortando por lo sano. Ahí estaba él y se atrevió a comenzar con una intro ambiental donde su mujer aportaba las vocales. ¿Cortó el rollo de Wallace? Sí, pero para crear otro que nos llevó a otro nivel de consciencia. Armado con vinilos, y con una tranquilidad pasmosa en la mezcla, el 50% de INIT no paró de repartir música sin importar el género con una precisión asombrosa. Tras la intro de marras arrancó con House para luego abrazar la melodía y acto seguido ir por sonidos electro-funk y sin tiempo para recuperarte hacer un tirabuzón de Acid y si no tienes suficiente te meto un tema techno a bajas revoluciones para volver de nuevo al House. Y así con todo. Nunca sabías por donde te podía venir por eso y todo eso sin olvidar que él está ahí para divertir al público y que bailen con una cara de felicidad. Cayeron tracks de Art Crime, O Wells y material propio para una actuación escandalosa y sublime. A quien Dios se la de, que Bendikto se la bendiga. Un tipo que hasta la fecha solo ha pinchado en Barcelona (en el Nitsa, por supuesto) y que tras su paso por ElectroSplash acaba de opositar para visitar la capital. Sí, estoy pensando en Mondo Disko.
Para poner en balance lo de Benedikt Frey hay que ver lo que hizo el artista posterior a él. Un Fort Romeau que era de los que estaban marcados en rojo porque había que verle sí o sí. Entre una humareda que parecía un homenaje a la neblina de su Londres natal, el británico arrancó con todo un 'It´s All Over' de Pional, que es un santo temazo, y supo a muy poco. De hecho la primera media hora / cuarenta minutos de Mike Greene se estaba quedando corta y a medio gas. Y no por que estuviera escogiendo mala música sino porque quizá faltaba un poco más de mala baba e hincar el diente. Pero se olía remontada según pasaban los minutos y así lo hizo. Empezó a subir la intensidad y cuando metió quinta ya no hubo quien lo parara. Con momentazos como la remezcla de Dixon al 'CompuRhythm' de Ian Pooley o el 'Mutter' de Konstantin Sibold para dejarnos a todos con el culo prieto y el puño al aire.
Fred P era el encargado de darle relevo y fue el primero que optó por un cambio continuista mezclando un tema con otro sin que se notara la transición salvo que Fort Romeau es un blanco paliducho y el americano es más negro que el tizón. Había depositadas muchas esperanzas en Fred P pero fue a lo obvio. Techno sin concesión para no dejar prisioneros. No estaba para florituras como Black Jazz Consortium, y fue una pena porque la noche pintaba para eso. Tenía entre ceja y ceja levantar una polvareda a base de Techno frenético. Obviamente los más deseosos de BPM´s y de Techno en vena fue una bendición, pero para nuestro gusto se le fue un pelín de las manos.
De quién no se esperaba absolutamente nada era de RadioSlave, de hecho estaba esperando a que el señor Matt Edwards pinchara el primer tema Tech-House con sonido de turbina de por medio para que me invitara formalmente a irme a descansar a casa. Sin embargo, ofreció el cierre que no hizo Âme. El de Rekids supo conjugar contundencia con alguna otro tema vocal recurriendo a temas de Floorplan. Muy rítmico y con poca melodía pero siempre sobrio, sin estridencias y con sudor en las mezclas. Mucha energía desde cabina y mucho saber hacer. Y el cabronazo finalmente metió un poco de turbineo marca de la casa. Exacto, en el último track.
-La hora del Techno y de los problemas si pinchas con vinilo
La tercera y última jornada de esta edición de ElectroSplash el Techno fue el gran protagonista para cerrar por todo lo alto. Quitando unas primeras horas de Deep House puro y duro, Edward fue la transición entre una cosa y otra. El alemán que llegó con retraso ofreció un set donde la melodía era el vehículo conductor del paso de un estilo al otro. Cuando Elesbaan se puso a los mandos la pineda ya cogió un color entre el Techno más crudo y el ácido más abrasivo. Había que morir matando y el madrileño, un experto en estas circunstancias, dejó bien claro que la rave aún no había acabado, sino que todavía quedaban cartuchos por quemar.
Uno de ellos era Eduardo de la Calle y su Techno interdimensional y tántrico. Unos primeros compases que hacían flotar a los presentes (posiblemente el día con menos afluencia de público al haber lunes laborable) pero la nave comenzó a fallar en forma de constantes saltos de aguja que se cebaron con el de Analog Solutions que estaba a punto de implosionar ante la impotencia. Una verdadera pena que para remate final tuvo a un Danny Daze que al cambiarle los vinilos de sitio hizo que la aguja volviera a saltar con la cara de De la Calle hecha un poema ya que no sabía si reír, llorar o prenderle fuego al escenario. Eso sí, tiró de toda la profesionalidad del mundo. A veces no puedes luchar contra los elementos.
No nos olvidamos del escenario de los conciertos. Tras el paso de un Meneo que tiró de temas verbeneros como canciones de Las Grecas o El Rey León para hacer su habitual despedida en pelotas, el panorama para Skygaze era cuanto menos desolador si pretendía convencer al público a base de su sonidos de Hip-Hop ambiental licuoso. El asturiano se sacó de la manga un directo donde no dejó títere con cabeza a base de sonidos ácidos que eran bombas de destrucción masiva. Una lástima que no fuera el sitio ideal para sacar tremendo arsenal. Y es que lo que ha quedado claro en esta edición es que los escenarios Indie son incompatibles con los artistas puramente electrónicos.
Volviendo a las aventuras en la pineda, ahí estaba un Danny Daze en su salsa aportando un toque gamberro tras tanta intensidad. Quizá la programación hubiera sido más acertada si hubiera pinchado antes que De la Calle porque es cierto que a muchos les cortó el rollo por su faceta Miami Bass y sus guiños electroides sandungueros y macarras como si Tiga hubiera rejuvenecido 10 años. Para un servidor fue un soplo de aire fresco que tampoco desentonó tanto.
Pero para qué nos vamos a engañar, si el domingo aguantamos como campeones hasta el final de ElectroSplash fue por la señorita Helena Hauff. Si en el pasado Sónar acompañada por Ben UFO fue una de las triunfadoras de la edición nocturna, en solitario y cerrando un festival como este podía ser orgásmico. La alemana no se anduvo con remilgos y conjugó Techno duro, pesado y voraz con un Electro americano clásico que eran latigazos muy bien recibidos. Si no alcanzó la perfección fue porque también tuvo que soportar algún que otro salto de aguja, pero su capacidad para atrapar al público de una forma impasible quedó fuera de toda duda otra vez.
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