Por Alba Nogueira y Alejandro Rodríguez
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El segundo fin de semana de agosto, el Parc del Forum acogió la 3ª edición de la versión española de DGTL, ubicada nuevamente en la ciudad Condal. Alrededor de 35.000 adeptos de diversas nacionalidades se reencontraron en el que -no cabe duda de que- es uno de los festivales vanguardistas referencia en nuestro país. Por eso mismo Barcelona se convirtió en nuestro punto de mira durante los días 11 y 12. Algunos festivales de música electrónica (y no tan electrónica) se caracterizan por acoger un sinfín de géneros, estilos, posturas o facetas. Y en cualquiera con un line up más que aceptable pueden surgir momentos de dudas sobre a qué escenario acudir en cada momento. Pero eso no fue problema alguno para nosotros.
Nuestra avanzadilla madrileña tuvo la suerte de contar con dos miembros con gustos musicales muy dispares, lo que provocó la división del equipo en repetidas ocasiones durante varios momentos de la gran cita. Esto no significó que no existieran momentos claves en los que ambos disfrutáramos del mismo sonido. Para uno era su segundo año, mientras que para la otra era su primera vez. Así vivimos la experiencia.
DÍA 1: Desde la oscuridad de DVS1 hasta la heterogeneidad musical de Jackmaster y Jasper James, pasando por la mente selectora de Tom Trago
Lo orgánico pero con toque industrial. Lo ecológico y el máximo rendimiento natural penetraron en la forma con la que abrazamos al festival. La decoración y atmósfera a la que induce el mismo goza de una propiedad sin parangón. Configura así un enclave de lo más underground que acopia lo mejorcito del panorama actual.
Distintos idiomas, lenguas, dialectos copaban de pura y especial diversidad cada uno de los puntos de encuentro de aquella pequeña gran comunidad de melómanos que allí se congregó. Tuberías dispuestas como señales. Containers por doquier. Zonas para refrescarse y descansar. Diversas barras y zonas de aseo. Gente corriendo de un lado a otro del recinto para no perderse a su artista favorito. Veías a amigos que se reencontraban entre sí. Sin duda alguna, la tónica de aquel momento era una felicidad carente de frenos.
Recobramos el sentido de la presencia. Volvimos a nuestro ser. Al presente.
No tardamos en poner rumbo al que para el 50% de nosotros se convirtiera en el templo de las ondas electrónicas durante la mayor parte del fin de semana. Nos referimos al Frequency Stage. Puede que fuera el más pequeño de los cuatro escenarios, pero no cabía ninguna duda en que se trataba del más singular. Situado al comienzo de una pendiente y bajo una estructura con paneles solares que distaban varios grados de la perpendicularidad. Podías sentir de lleno la brisa proveniente del puerto. Esto provocaba una sensación agridulce, ya que los momentos gratificantes de viento traían consigo una considerable pérdida de sonido.
Mientras tanto, la otra mitad del equipo se quedó en la entrada hasta que el bombo y las vocales envolventes y desfigurantes de 'Landing XX' -el track que da nombre al sencillo que sacó el pasado noviembre Ellen Allien- nos llamó, pues se podían apreciar con bastante claridad desde donde nos encontrábamos. Miramos el reloj. El madrileño Regal cerraba entre silbidos y aplausos. Lo hacía con un track idóneo para sentenciar un set que muchos no quisieron perderse. Donde cautivó con creces y afilados temas de su último EP, Acid is the Answer, así como de Radio Slave o Steve Poindexter a aquellos jóvenes, fieles y disfrutones cuanto menos entregados a la pronta llamada del techno. La conexión que tuvo tanto con la organización en sí, como con el público fue impecable. Dejó el Generator a las 18:30 que echaba fuego. Con toda naturalidad y buen hacer, Gabriel pasó el relevo a la enérgica e ilusionada B.Traits.
No obstante, antes de que eso ocurriese, la pareja neozelandesa con base en Londres, Chaos In The CBD, fueron los primeros en deleitarnos en el Frequency. Para aquellos que desconozcan el significado de las siglas, hacen referencia a un cannabinoide (antagonista del THC) que es utilizado para fines terapéuticos. El ingenio de su alias iba continuamente en consonancia con su manera de hacer girar los discos. Un ambiente impregnado de melodías disco, funky y houseras se apoderaron del escenario desde los primeros minutos. Hacia la segunda mitad del set se nos quedó bien grabada en la mente la mezcla entre el D.Rail – Bring It On Down (Joey Negro edit) con el Stricly Rhythm Mone – We Can Make It. Poco antes de que dieran el relevo, también pudimos distinguir un clásico de Bob Sinclar como es el 'Gym Tonic'. Minutos después llegó el turno de Mike Servito. A quien ya habíamos tenido la oportunidad de ver en una cita clave de la Off Week y por ello volvía a ser de obligada escucha.
El americano no estuvo tan fino en la mezcla como en otras ocasiones, pero no tuvo ningún problema en enmascararlo con una selección musical exquisita. Desde el 'Size:Yes' de Spencer Parker hasta el 'Drama' de Derrick May, pasando por el 'Diversion' de Kink o el 'Pasivo' de Tobias Platero. Parecía que por momentos la estela del techno predominante en el resto de escenarios se iba apoderando del Frequency. Pero no era más que un espejismo, ya que los ritmos frescos y sensuales siempre regresaban.
Durante parte la actuación del residente de The Bunker, la mitad de nuestro equipo decidió dirigir la atención al set de B.traits. Debido a todo lo bueno que habíamos oído de ella la cogimos por primera vez con muchas ganas. Desde el minuto uno dejó bailar al aire su cabello lila. Nos introdujimos de lleno en una pista donde con gusto nos desenvolvimos en un techno que apenas estaba preparando su despegue, envuelto en melodías y alentada por el buen humor del público bailaba de un lado para otro temas como el Deep In de Stephen Brown. Paulatinamente se fue volviendo algo más ecléctica y cíclica, buscaba la complicidad con el público. Éste anhelaba más caña, que no tardó en llegar con férreos tracks de la ruda Adriana López como 'En Ningún Lugar' o del excentricismo de Ellen Alien con su 'Call Me'.
Poco después la llegada de Óptimo en el Frequency, trajo consigo un ambiente más cálido que su predecesor (Mike Servito). En ocasiones condujeron su línea hacia sonidos más trance e incluso electro, pero siempre navegando entre un house muy fino. Las vocales del famoso 'I feel love' se dejaron caer en un track que no llegamos a distinguir. Como dato, cabe destacar el uso de una de las mesas rotatory que más juego están dando últimamente en los set ups de las cabinas: la Rane AMP 2015.
Llegados a un punto, el equipo al completo decidimos poner rumbo al AMP, donde el dúo trascendental Mind Against estaba envuelto en un espectacular show de visuales que cegaban la retina con fuertes colores primarios. El escenario estaba a rebosar. Lo cierto es que fue uno de los más demandados ambos días. La vista desde la parte superior de las escaleras se nos hacía impresionante. Fuimos bajando cautelosamente las mismas hasta llegar a la pista. La intensidad con la que jugaron se reflejaba con el deep sugerente e intrínseco que estaban poniendo.
Sin embargo, nos apetecía algo más rítmico y enérgico. Por lo que nuevamente volvimos a tomar caminos diferentes. Parte regresamos a nuestro templo de ‘selectores’ porque comenzaba una de las actuaciones magistrales de la jornada: Tom Trago. El que debutara en el prestigioso Rush Hour hace 11 años convirtiéndose así en su mayor abanderado, cogió las riendas de la situación. Optimo aún no había terminado de recoger su set up, cuando una vocal entrelazada con los toques de un timbal comenzó a extenderse por todos los rincones. El holandés nos deleitó una vez más con un recital digno de los grandes eventos. Mezclas medidas al milímetro, transiciones casi imperceptibles para el oído humano y una selección de temas que supuso un ‘eargasm’. Navegando por una gran variedad de géneros sin importar los bpms, desde la dulzura del 'Sing It Back' hasta la acidez del 'Talking to You' de Josh Wink.
Habíamos llegado al ecuador de su actuación cuando de repente sonaron los primeros compases del track que nos hizo terminar de perder los sentidos: Syclops – Where’s Jason’s K. Esa caja con un delay inconfundible, que daba paso a un hit hat seco y finalmente esa melodía de electro tan pegadiza y culpable de nuestro vello erizado.
Por otro lado, el resto nos dirigimos al Generator, donde estaba un Matrixxman más vivo que nunca. Se alimentó de los últimos minutos de sol y se envolvió con el atardecer en una neblina artificial de tintes misteriosos. El estadounidense cabalgaba como experto amazón sobre beats que inducían a la más atractiva oscuridad. Calculador y tirando de síntes galácticos, nos hacía bailar de forma pendular e hipnótica tracks recubiertos de incorruptibilidad. Desde el estilo de Moteka, al Exile 007 B2 de Johannes Heil sin olvidar el pegadizo 'Hor' de Rod. No obstante, uno de los momentos cumbres, fue cuando sacó a la luz la lobreguez de 'Vortex', el primer tema del último EP del artista, publicado este año.
El camino estaba cuanto menos segado y allanado para el ruso DVS1, quien no desaprovechó el terreno para sembrar su techno visceral y frío como lo es el Socket de Ctrls. Su majestuosidad tenebrosa y afilada se clavaba en cada una de las zapatillas que desgastando su suela caían presas de él. Incontrolable e inescrutable penetró en cada una de las almas allí presentes, sin piedad, siniestro y decidido atravesó los confines de lo terrenal y puso patas arriba un escenario siempre ávido de más bpms.
Sin embargo, la vehemente jornada la deseábamos acabar todos juntos y con un polivalente b2b. Era el momento en el que nuestros gustos se aliaron en un set de pura locura y bailes. De complicidad sin exigencias y/o diferencias. Los extremos llegaban a un acuerdo, a un pleno reencuentro y eso se vio sumamente reflejado en toda la sesión de los inquietos de Glasgow: Jackmaster y Jasper James, quienes llevaron a cabo una selección musical de lo más variopinta. Parecía hecha a nuestra medida.
Discurrió entre un acid house psicodélico, pasando por un house más clásico y un disco instrumental hasta llegar a un techno de bajos llamativos pero melódicos así como tracks sonados como ya el mítico 'Wide Open' de Len Faki. Cuando te mueves con facilidad desde los sonidos tales como el edit de Mk del famoso 'I’m here again' de Thelma Houston hasta los pisteros de Paul Johnson y su 'Give Me Ecstasy' nada puede salir mal.
Sin duda alguna el ritmo lo llevaba Jackmaster. Ya antes pudimos ver que rebosaba alegría y jolgorio. Gastaba bromas sin parar a quien se le acercaba en el backstage. Jasper James sin embargo ponía medianamente como podía el punto de templanza y seriedad. Fue la manera perfecta de capitular el primer día.
DÍA 2: Del talento emergente de Amelie Lens hasta la genialidad de Joy Orbison , finalizado con la complicidad de Steffi b2b Prosumer
Tras el buen sabor de boca de la primera jornada, estábamos impacientes por regresar cuanto antes al Parc del Forum. La segunda se caracterizó por un aumento creciente de asistencia. Al igual que el día anterior, volvimos a distribuir nuestras fuerzas desde los primeros momentos. Nos volvimos a repartir entre el Frequency stage y el Generator stage.
No sin antes empaparnos de la esencia dispersa por el recinto, echar un ojo más de cerca a las ecológicas propuestas, como la piscina de gomaespuma, donde por un instante volvimos a los ocho años. O su apuesta por lo vegano encarnado en por ejemplo unas pizzas de dos sabores distintos, y de lo más ricas y saludables. Así como las novedosas y fascinantes instalaciones, como Infinity. Un túnel lleno de luces led donde podías reencontrarte con docenas de reflejos de ti mismo amenizados por sonidos de lo más analógicos, orgánicos e industriales.
No obstante, aunque resaltamos lo impecable que fue la organización, así como la rapidez en barras y demás, si que echamos en falta puntos de agua potable, ya que los precios eran algo desorbitados.
La incursión funky-disco-housera pusimos rumbo al Frequency, donde lamentamos no haber podido llegar un poco antes para presenciar la actuación de Tornados Wallaces. Sin embargo, teníamos por delante un buen remedio para nuestra pequeña decepción interna: las magníficas 2 horas de Prins Thomas.
El noruego había sido el elegido para amortiguar la caída del sol que se vislumbraba tras los edificios contiguos al Forum. La atmósfera que se palpaba era la ideal para paliar la resaca del día anterior y volver a sentir las energías cargadas al máximo. Ritmos disco, funky, electro y house que rondaban los 120 bpms eran los responsables de decenas de sonrisas que se dibujaban por doquier. Con temas como 'Summer Love' de K. Chandler, 'Peyote Stitch' de Mosca o 'Mysteries Of The World' de MFSB era prácticamente imposible abandonar el contoneo al que nos tenía sometido.
Mientras, los techneros acudimos a la llamada de la joven promesa belga Amelie Lens, quien ya llevaba un largo rato cumpliendo con nota. Inquieta y entusiasmada lo dio todo a pesar de haber tenido a su comienzo y durante el set en general, ciertos problemillas con el equipo y su sincronización. Risueña y trabajadora disfrutó como una enana. Y a nosotros nos dejó con la pista más que calentada y a rebosar, como estuvo a altas horas el día anterior. Lens no se despegó de su humildad y talento en ningún momento. Nos regaló una sesión cuanto menos a la altura de lo que hablan los medios. Tirando de tralla. Nos demostró porque sellos tan relevantes como Second State o Drumcode se han fijado en ella. Tracks cañeros como el de la británica Rebekah con el remix de Slam, 'Code Black' o 'Love What Your Love Has Done To Me', del último álbum de Perc no tardaron en llegar. Finalizó entre ovaciones que no hallaban un final, mientras ella con una reverencia y una sonrisa de oreja a oreja se despidió cálidamente del público que tanto le está dando.
Tras ella, llegó el londinense Daniel Avery, uno de esos DJs acérrimamente influenciados por la vieja escuela británica. Según tomó el mando de la cabina su electro contundente no tardó en aparecer, mientras éste se entrelazaba con un ácid cósmico de lo más envolvente como es el tema 'Acidious' de Cores. Con un bombo marcando paso y tirando de sintetizador, Avery iba conquistando a todos los allí presentes. Más aún cuando se lanzó un clasicazo de Slam como es 'Vapour'. Ni media hora llevaba de su sesión y ya lo había conseguido: aplausos, silbidos, vitoreos. Aún con el sol al descubierto, el de Londres nos hacía descargar una adrenalina sin precedentes.
No obstante, antes de que diesen las nueve, el equipo al completo nos dispusimos hacia el Modular Stage, queríamos coger buen sitio para presenciar el live de los israelitas Red Axes. Quienes desde el minuto uno dejaron bien claro que nos íbamos de viaje sonoro y que sentenciaron de forma sublime con su grandioso remix de Michele Minini al 'Hyper Martino'.
Parte del equipo a los veinte minutos de comenzar marchó al Generator. Ya que teníamos marcado con rojo otras actuaciones como la de Derrick May, donde vimos cuan en forma se encuentra la leyenda de Detroit. Alternando la maleta de cds y vinilos, jugueteaba con el crossfader a su antojo mientras vimos cómo Karenn a tan solo un par de metros comenzaba a preparar su nave espacial.
Tras la visita de los de Tel Aviv, continuamos con el trascendental viaje comandado ahora por Recondite. Inmerso, profundo e intenso, el alemán comenzó fuerte su live. Aunque prácticamente ninguno de sus temas clave se salvó de hacer la aparición estelar, dando así lugar a una montaña rusa de emociones sonoras: 'Osa', 'Cleric', 'Caldera', 'DRGN' o su ya mítico 'Warg', con el que cerró, posibilitaron una atmósfera inigualable que tocó su fin a eso de las 23:00. Fue uno de nuestros favoritos debido a que llevábamos persiguiéndole desde hace tiempo.
Por otro lado, Mall Grab ya hacía un rato largo que había comenzado su set en el Frequency en la pista no cabía un alfiler. Tuvimos que sacrificar parte de su sesión para el live de Red Axes, pero tuvo suficiente con una hora para hacernos perder los estribos. Como es habitual en su sets -y venía siéndolo en esta zona del festival- pudimos disfrutar de variedad de géneros mezclados como solo él sabe hacerlo.
Sin embargo, hubo un punto de inflexión. Fue cuando comenzó a repartir beats de UKG y Bass, los cuales inundaron de frenesí cada cm2 de la pista. La improvisación del australiano estaba presente constantemente, sobre todo hacia el final de su actuación, En la que nos sorprendió con un cierre de Trap de Lil Pump (rascando algunos minutos al set de Pedro Vian, quien esbozaba a duras penas una mueca de cuestionable aprobación).
Después, orientamos nuestros pasos hacia el Modular Stage ya que iba a comenzar otra de las grandes actuaciones del fin de semana: Joy Orbison. Estuvimos ante otro de los grandes ‘selectores’ del festival. La delicadeza y el sumo cuidado a la hora de elegir tonalidades y bases rítmicas estuvieron presentes durante los 120 minutos. Tracks de Four Tet que parecían haber sido creados para fusionarse con los tonos ácidos del 'Acid Machine' de Mike Mind, o la manera inteligente de irrumpir sin previo aviso con el 'God Make Me Funky'. Los rumores que habían llegado a nuestros oídos de su buen estado de forma en Dekmantel se confirmaban minuto tras minuto.
Por el contrario, la otra parte del equipo rápidamente y sin perder un minuto de nuestro tiempo nos dirigimos como alma que lleva al diablo al escenario Generator. Allí, los mismísimos hijos de Belcebú estaban haciendo de las suyas con un live de miedo. Karenn o lo que es lo mismo, Blawan y Pariah nos trasportaron al inframundo y lo hicieron de manera sublime. Tanto que para muchos fue una de las mejores actuaciones de todo el festival. Su complicidad les avala y su característico sonido, engendrado por un set-up a la altura, hacen que sea una apuesta segura, es por eso que cualquier festival que se precie les desea entre sus filas.
Tras ellos llegó el mago, el maestro: Jeff Mills. Aunque hemos de decir que su set nos pareció un poco lo de siempre. Algún fallo con la Roland, contundencia por doquier con temas como 'Below the Ice' o 'Control', ambos de Staffan Linzatti y su The Bells a mitad de sesión para poner todo patas arriba. Por eso decidimos que lo mejor era cerrar el festival con algo novedoso. Con un b2b que nunca antes habíamos presenciado. Steffi y Prosumer, el cual trajo consigo el reencuentro al completo de nuestra melómana y dispar tripulación.
La unión entre la alemana Steffi, residente de Panorama Bar y el británico Prosumer, guardián del house supuso el perfecto toque final para un festival 10. Volvió la magia de los selectores. Sonó el imperecedero 'No UFos' de Model 500 que nos terminó de lanzar dardos envenenados directos a nuestra glándula pineal. El 'Where’s You Child' de Bam Bam nos embarcó en un viaje ácido sin retorno y el magnífico cierre con Wasted at Work de Pulsinger terminó de confirmar que no nos equivocamos de escenario para despedirnos hasta el año que viene de DGTL Barcelona.
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