El rapero vallisoletano crea una obra que dibuja el panorama actual abrazando diferentes estilos electrónicos en una jugada arriesgada y certera
Resulta cuanto menos paradójico que un álbum que en principio está concebido como una fábula de un futuro distópico de una ciudad -en este caso Valladolid- alcance a la realidad prácticamente al momento de su publicación y se convierta en un reflejo de la situación mundial en la que nos encontramos en tiempos de pandemia. NeoValladolor de Flat Erik (Erik Urano) editado en Sonido Muchacho hace un mes representa eso. El rapero vallisoletano, seguramente sin pretenderlo, ha entregado la banda sonora del confinamiento y, muy probablemente, de la tan cacareada nueva normalidad.
Letras como "Vuelan, vuelan drones" de la canción 'Drones' o "Quiero salir y no sé cómo, Quiero salir, tú quédate; Quiero salir; si quieres no puedes" en el tema 'Laberynth' junto a Suzzee clavan un momento tan extraño y a la par cotidiano debido a las circunstancias excepcionales que vivimos y que van a suponer un cambio a todos lo niveles. Imposible no identificarse con el paisaje que dibuja Flat Erik que toma referencias nada disimuladas de obras como Akira de Katsuhiro Otomo como gran foto paisajística post-apocalíptica pero también profundamente salpicado universo literario Orwelliano y las miradas sci-fi de Philip K. Dick.
Esos ingredientes hacen que Neovalladolor tenga un poso maduro en cuanto a fondo "disfrutando" del mensaje que el artista nos quiere hacer llegar de manera clara, precisa e impactante. Pero donde la obra llega a la excelencia es en la forma porque Erik Urano no tiene miedo de arriesgar y experimentar con diferentes géneros de electrónica insertando las instrumentales como parte de la narración complementando cada matiz de lo que se quiere expresar y lo que cada uno puede interpretar.
Para ello, este Nostradamus instantáneo al micro, no ha dudado en colaborar con diferentes productores de la talla de Lost Twin, $kyhook, Margari’s Kid, Manul & Energy Man, BSN Posse, Zar 1, Merca Bae y hidden jayeem formando un conglomerado de estilos que desarrollan su sólido discurso que da empaque a un trabajo redondo. Todo eso se traduce en un compendio de breaks acelerados y desquiciados, grime desasosegante, regueatón futurista, melodías que beben del trance más eufórico y ravero, beats brumosos, juke galáctico y atmósferas industriales. No deja un segundo de respiro que además se completa con colaboraciones de lujo como los quejíos de Niño de Elche y las barras de la anteriormente mencionada rapera Suzzee.
Toda esa mezcla hace que el disco, que apenas supera la media hora de duración, golpee con fuerza rompiendo cánones del rap más ortodoxo e innovando en la escena urbana. Su escucha es hipnótica siendo a la vez un imán para engatusar a todo tipo de oyente porque su sonido trasversal cuidado al detalle y el atractivo de su temática, tan hija de su tiempo -aunque sea por la mera casualidad-, hace que Neovallador adquiera desde su mismo lanzamiento un estatus de culto.
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