Gimme Something to Break es una violenta descarga de energía que bebe del bigbeat y el breakbeat británico de los 90
Cuando estás con un estrés acuciante con problemas y preocupaciones de diversa índole y necesitas liberar toda esa energía negativa, qué mejor que destrozar algo como catarsis. Pero vivimos en una sociedad que reprobaría esos comportamientos tan poco cívicos, así que la música se convierte en la mejor opción como válvula de escape. Y a ese concepto se agarra Jailed Jaime en su nuevo álbum llamado Gimme Something to Break que edita en la plataforma Antic Mass.
El asturiano entrega un disco muy salvaje de 10 cortes que se escuchan en un suspiro en el cual se inspira en la escena del bigbeat y el breakbeat británico que tuvo su punto álgido a mediados de los 90. Un LP en el que el productor gijonés le da su toque personal bajo su aka más duro en una reinterpretación de sonidos de agrupaciones míticas como The Prodigy, Chemical Brothers, Propellerheads o the Crystal Method.
La entrada ya es un 'Fuck Off' que pone el contexto de lo que vamos a escuchar. Además no le importa meter sonidos guitarreros en consonancia con elementos vocales como en 'How Does it Taste?' que tiene un eco a las colaboraciones de Noel Gallagher con los hermanos químicos. 'Misil303' es un potentísimo artefacto ácido para sacar nuestro lado más animal y 'Rockdaparty' tiene las hechuras de himno para volverte tarumba en tu after cochambroso favorito.
En 'Madriz' se atreve con un electro mutante para describir una ciudad esquizo y en 'Dubbin' da un respiro muy elegante con una actitud chillin' que sienta fenomenal. Esto último es una treta porque nos lleva al redil de la locura, el sudor y los pogos con 'Gimme Noize'. En 'Come with me' es una balada marciana de UKG que anima a un muerto para cerrar el disco con pura destrucción en 'Flames' y 'Riot'. Más específico no puede ser.
Gimme Something to Break es una obra con un carácter frenético que nos habla de violencia, anarquía, desamor y traición, resultando en un estado constante de crispación emocional que nos va a incitar al baile más desatado y maniaco. En ese sentido cada track por separado es un regalo para los DJ's de turno pero en conjunto se convierte en una banda sonora perfecta para revueltas que acaban con cosas quemadas. Pero como somos cívicos, es probable que des un par de gritos durante su escucha mientras estáss al volante o que hagas movimientos espasmódicos con la cabeza en el transporte público. Ya puestos a perder la chaveta, que sea con musicona.
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