El británico brilla en Post Club junto a Boxcutter y Astroboyz
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Fotos y vídeo: E&R
Si tenemos que valorar la fiesta del pasado viernes en Post Club en términos económicos, eso fue un pozo negro. Por el contrario si hay que valorar la fiesta a nivel artístico y cómo nos lo estábamos pasando los allí reunidos; eso fue una gozada épica. Actualmente en Madrid no hay una propuesta musical como Post Club que apueste descaradamente por una electrónica que va un paso más allá, salvo La Casa Encendida. Y estos pirris se encargaron de traer como invitados a Boxcutter (que repetía visita), al nacional Astroboyz y el gran reclamo de la noche: Space Dimension Controller.
La noche comenzaba fría a las puertas de la Sala Siroco. Poca gente y un corrimiento de horarios para que los invitados no hicieran su espectáculo para disfrute de los camareros. La verdad es que este cambio vino de lujo porque fuimos con el tiempo justo y con la lengua fuera. Refrigerio de zumo de cebada en un bar próximo -y muy cañi- para, ahora sí, acceder al concierto de Boxcutter. Sí, pongo concierto porque el de Planet Mu, no solo soltaba ritmos y bajos gordos desde su laptop y controladores, sino que Barry Lynn estaba subido en el escenario con una guitarra eléctrica marcándose unos solos brutales. Quizá su directo no fuera la alegría de la huerta para bailarlo, tampoco era necesario. Pero allí todos movíamos el cuello al mismo son y lo disfrutábamos como enanos.
"Barry y su guitarra"
Pero si Boxcutter encandiló, Space Dimension Controller arrasó. Técnicamente su live no es una cosa muy complicada: un teclado, laptop, dos ipads, su controlador, un micro y poco más. Lo realmente interesante de Jack Hamill es su concepto. Te cuenta su película con una narrativa que más quisiera tener algún director de cine. Y su historia es la de Mr.8040 que viene del futuro y del planeta Microsektor (para más info id a la reseña de su disco). En realidad diseminó su álbum con un principio cósmicamente ambiental y boggie, un nudo de bajos gruesos y calado post-dubstep sin hacer ascos al funk y un final de traca con todos revolucionados y dando brincos como si no hubiera mañana. Había un aforo de media sala en ese momento, pero se creó una conexión entre los allí presentes y el artista de las que no se olvidan. Flash Gordon y Luke Skywalker bailarían a este chaval. Porque es un chaval que sabe muy bien lo que hace. Podría ser el delfín de Richard D. James tranquilamente.
Tras el sudoroso directo de Hamill, le tocó el turno a Astroboyz que directamente optó por un techno de calado deep que siempre entra bien para que la sala fuera cogiendo calor mientras la gente seguía entrando a cuenta gotas. En esos momentos, y por otros compromisos que debían hacernos madrugar al día siguiente tuvimos que marchar. Una noche en la que fue un placer estar con los pirris de Post Club (Xavi, Rusti, Panda, El Niño y cía) y que me hace maldecir mi calavera por haber tardado tanto tiempo en visitar este refugio del clubber selecto. Uno que se une a la Logia de Burial y que acepta como credo los designios de la Gineta. El PostClubismo va a llegar.
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Fotos y vídeo: E&R
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