Nunca se había visto tanto hermanamiento en el ámbito clubber tras la jornada de ayer. En un sector donde imperan los egos y envidias todo el mundo hizo causa común al enterarse del peligro de cierre de la mítica Fabric de Londres. Tras cuatro muertes en tres años relacionadas con el consumo de drogas, presumiblemente dentro del club, anoche y a instancias de la policía, un comité valoraba si revocar su licencia. La reacción de los miles de clubbers y profesionales que veneran esta sala no se hizo esperar y se formó un movimiento llamado Save Fabric London recogiendo firmas por la continuidad de la actividad musical. Finalmente todo a llegado a buen puerto y Fabric continuará abierta. Pero la tolerancia cero, que ya se tenía con el asunto del consumo de drogas, se verá intensificada con nuevas medidas que incluirán más cacheos y control en el acceso incluso llegando a contar con perros en su puerta. Sin duda una decisión chocante.
De este modo se convertirá en el primer club en Londres que contará con una patrulla de perros en busca de droga. Cada perro y su guía le costará al club unas 300 Libras por un turno de cuatro horas. Y por los horarios de sus sesiones se traduciría en un total de siete perros por noche según el abogado del club Paddy Whur. El motivo es que cada animal solo pueden trabajar durante un determinado número de horas. Obviamente, estas contrataciones de seguridad vendrán del sector privado, una tarea que según Whur ha sido difícil, ya que encontrar una empresa de estas características que satisfaga los criterios que la policía ha requerido es complicado.
Otras medidas que se contemplan son la identificación personal de cada cliente (a modo de los clubs de fumadores que se estilan por aquí) lo que para unos significa una invasión de la intimidad y uno de los puntos más delicados. Los propietarios del club Cameron Leslie y Keith Reilly están desacuerdo y muestran sus reservas con un sistema de escaneo y registro para comprobar la identidad en la puerta de Fabric. Creen que se puede hacer un control exahustivo sin llegar a ese extremo.
Really por su parte defiende su negocio declarando que en 15 años han pasado seis millones de personas por Fabric y que desgraciadamente han habido 4 muertes recientes. Argumenta que hacen todo lo que pueden para detener el consumo dentro del club lo que ocurre es que según él, "Inglaterra se ha llenado de drogas y que ha llegado a la isla una gran lote de un potente MDMA que se ha puesto de moda entre la gente más joven."
Con o sin perros, con o sin identificación en puerta lo que queda claro es que la relación entre el Fabric y la policía es buena con "un buen nivel de apoyo", según el Inspector Jefe Ian Howells; y que la escena gana con la no revocación de su licencia.
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