Se lo merecían. Hace una semana los chicos de Limbo Club celebraban un año de su propuesta para los jueves noche en la capital y merecían un llenazo como el que se dio en la Sala Siroco el pasado jueves. Por primera vez desde 2010 me recorrió por el cuerpo esa sensación de jueves loco universitario. Un público más joven del habitual en una sesión nocturna en la céntrica calle San Dimas para recibir con brazos abiertos a un Axel Boman que, por increíble que parezca, era la primera vez que pinchaba en la capital.
Para llegar a este punto Limbo Club, que nace desde el multidisciplinar colectivo Undermad, han pasado por varias salas y situaciones para curtir la personalidad de una sesión que ha ido madurando poco a poco. Sin ir más lejos, y aún a riesgo de convertirme en un pesadillas con el tema, el warm up que hacen estos chicos ha tenido una evolución brutal, y para muy bien. Recuerdo que la primera vez que acudí a esta sesión, cuando se realizaba en la RedBox en Charada, presencié uno que fue caótico a nivel de selección y técnica. No había por donde cogerlo. Desde aquella noche -las veces que he acudido a esta sesión- los residentes, sean quienes sean, rayan a grandísima altura. Y no solo para calentar la pista con temas raperos de clásicos americanos, incluso atreviéndose con salsa pura y dura, en una progresión para meter mano al House en su tramo final; sino para mantener candente la pista tras el invitado si este no quiere cerrar.
En esta ocasión les tocó a Carroquino (sospechoso habitual en estas lides) y Guille Carajo; y no decepcionaron. Ya sonaba Grandmaster Flash cuando embocábamos las escaleras de Siroco y sus sonidos iban pasando de los ritmos Hip-Hop a un House colorista pero de bajas revoluciones. Mezclando 12" con archivos digitales desde los CDJ y buscando un sonido cálido, fueron muy precisos y perfectos para un público muy animado que esperaba al sueco con ganas.
Cuando Boman se metió en cabina hizo un Vini, Vidi, Vinci con tan solo abrir su maletón de discos. No se anduvo por las ramas y comenzó con Florian Kupfer y su 'Discotag'. A partir de ahí toda una mezcla de estilos que navegaban entre el Space-Disco (remezcla del 'Inspector Norse' mediante), el House y un Techno soterrado en algunas etapas de su set. También probó alguna nueva producción que verá la luz próximamente en su sello Studio Barnhus. Y todos contentos y sin dejar de bailar y gozar un jueves disfrazado de sábado.
El sueco, sin ninguna actitud fría porque parecía que se sentía como en casa llegando a pinchar descalzo, disfrutaba igual o más que el público entregadísimo en una gran atmósfera festiva (solo perturbada por un roce entre dos machos alfa) donde en pocos momentos se veían brazos abajo o alguien parado. Todo se puede resumir con el colofón final con unos residentes tirando del 'House Is A Feeling' de Sunday School como declaración de intenciones y un Boman usando 'Haven´t You Heard' de Patrice Rushen para felicidad y jolgorio de los presentes con las luces encendidas. Se recuperó un espíritu jovial de las noches de los jueves con un artista escandinavo aclamado que seguro que no le importaría volver a una ciudad que lo recibió con un cariño desorbitado. Se superaron las expectativas y ojalá ésta siga siendo la tendencia para quiénes intentan hacer algo diferente. ¡Enhorabuena a Limbo! ¡Madrid alives!
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Un saludo
Saludos.