Por Armando Gallego aka Blac
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Resulta que esto de la Nueva Normalidad es un efecto continuo nostálgico, melancolía
prolongada para una comunidad que destinaba parte de su tiempo a disfrutarlo en una pista
de baile, frente al soundsystem. La realidad para la comunidad clubber es que no hay realidad,
porque sin pista no hay nada, porque no existe aquello que entienden como hábitat natural.
Su Nueva Normalidad se refugia en el honorable ejercicio de la escucha, siempre presente
pero ahora más revalorizado, en intentar ver alguna retransmisión desde su casa sin caer en el
colapso por la miles de propuestas del agobiante abono streaming, en recordar tiempos
mejores sin terminar llorando mientras ven alguna mierda de streaming que poco les aporta
en esta desamparada melancolía. Porque sus semanas ya no comienzan en jueves como cada
publicación de #CCFV –sección con las mejores propuestas, a nivel nacional, para el clubbing
que llevo meses sin escribir en esta santa casa por motivos evidentes–, con el plan trazado
para otro fin de semana sin limitaciones pero con el objetivo claro del farrote, porque su
presente y futuro más inmediato es un pozo sin fondo, más triste y aburrido que una pista de
baile con mesas.
Por eso no es de extrañar que resurja la figura del raver, del clubber volviendo a los orígenes,
bajo un puente o en un páramo al aire libre, evocando el espíritu rave. Subidos al soundsystem
o bajo las lonas improvisadas, descargando tensiones y energía a favor de altos bpm’s, y
regresando por momentos a sus mejores tiempos. Aunque solamente sea un parche en una
situación sangrante.
Quizás por todo esto haya calado tan bien la irrupción de los desconocidos Cult 48, con su
primer lanzamiento en largo, titulado Catalog 1. Un trabajo que recuerda sonidos
encumbrados en el olimpo de la electrónica de vanguardia, que provocan emociones que
quizás teníamos un poco olvidadas, que hacen de la escucha algo tan placentero que ayuda
definitivamente al oyente a evadirse gustosamente del pozo sin fondo.
Tan necesaria es la nostalgia como conveniente es esquivarla para alcanzar nuevos momentos
placenteros. Es un ciclo que se retroalimenta constantemente. Catalog 1 entra directamente
en nuestra escucha emocional despertando y recordando esos apreciados momentos, en los
que devorabas la discografía del admirado grupo y creabas un vínculo especial, descifrabas su
estética y te adentrabas cada vez más en su paisaje sonoro: de otra época, con sensibilidad
acentuada y belleza en su resultado. Las influencias son claras en Cult 48. El primer tramo,
desde 'Deep Calls To Deep' hasta 'Emoti Sahara', son cinco cortes con melodías en FM, de
tonalidades tiernas, implementadas con música concreta, grabaciones que adornan la
producción. Y sin centrarse en un único estilo, más allá del imperante Ambient, ya que se
aprecia una intención ecléctica, como en August 84: pieza Downtempo con batería en segundo
plano que crea la cadencia justa para que sus cinco minutos y medio sean un tramo plácido e
irremediablemente atractivo, con un desenlace final al que se suman platillos y otros
elementos que aportan una intensidad muy comedida para terminar desvaneciéndose entre
melodías enigmáticas.
De la bella '251070' y del intrigante 'Emoti Sahara', llega 'Slowly The Sky Turned Black' cortando un
poco con el estilo y abriendo el abanico a otras estructuras y registros: batería, melodías y
arreglos intrigantes, con una voz ininteligible, que rápidamente da paso a Red Letter; con
nuevo giro a través de un sinte con melodía serpeante. Son Cult 48, sus influencias son claras
pero también quieren mostrar sus ideas, atreviéndose a incorporar otras formas, estructuras y
aspectos desde un fondo estilístico distinguido. Tras 'Peyote', y su interesante trabajo melódico,
llega 'NoRevolution', uno de los cortes más largos: expectación desde comienzo, ácido como
hilo conductor y el ritmo en el fondo para avanzar en la propuesta, un corte atractivo y
aventurado, que bebe de la IDM e incide en el recurso de incorporar grabaciones para darle
más presencia aunque con la melodía ácida sea suficiente. Un interludio como 'January 84',
precioso, hace la conexión perfecta con 'On Diesel Verge': que parte desde la ternura melódica
pero despierta un ritmo roto en primer plano, para que a medio camino la melodía evolucione
de forma completa, resultando un corte muy redondo y atrayente.
Para el tramo final del disco se aprecia un incremento del ritmo, con cortes como 'Harbinger',
que tienen un cierto toque futurista y ya no tan melancólico, con una melodía curiosa y un
ritmo constante; o en 'Anxiolytic', el corte más largo del trabajo: con un exótico piano
protagonista y un ritmo marcado, que tampoco muestran melancolía pero si una cierta épica
muy bien recibida en su segunda mitad. '123456789ten' y 'November 84' son los últimos cortes,
que vuelven al estilo inicial, enigmáticamente, el primero de ellos con una grabación antigua y
una atmósfera intrigante, y el segundo en modo banda sonora de vacaciones en el hotel de
Twin Peaks.
Cult 48 no ofrece un producto novedoso sino que devuelve y muestra un sonido que
retroalimenta el ciclo nostálgico del oyente, aquel que ya está curtido y pocas cosas le
sorprenden ya, pero que en ocasiones olvida lo que realmente lo cimentó. Retornando la
ilusión por momentos mejores porque el presente y el mañana, actualmente por desgracia, son peores.
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