Lo primero que se te pasa por la cabeza cuando escuchas a Pau Corea es como si James Blake hubiera nacido en Valencia. Este músico y productor de la terreta pero residente en Madrid, y que se dio a conocer por 'La Cumbre', tiene una manera de entender la música muy particular. Lo primero de todo es que cuesta definirla. Sí, es un pop lleno de texturas y capas con cierto toque nostálgico y melancólico pero está embutido de una producción electrónica tan bien plantada que irremediablemente encandila e hipnotiza. Es el caso de 'FT8', su último avance del que será su álbum debut. Un disco en el que ha estado trabajando durante los últimos cinco años, lo que nos da la idea de lo perfeccionista que es y cómo quiere entregar una música más allá de modas para que el tiempo sea un aliado en cada nueva escucha. Sin especular.
Presenta 'FT8' una canción con aire a James Blake pasado por el filtro de David Lynch
Ahora entrega una composición muy cuidada sabiendo manejar los códigos poperos que son el reflejo de unas letras con las que nos podemos identificar de manera fácil -y en las que intercala el inglés con el español- con otros lenguajes musicales mucho más sintéticos y electrónicos. El uso de melodías envolventes y cierto reverso oscuro y casi surrealista, un toque lynchiano como él mismo dice, consigue crear una tensión que explota en emoción.
Para ello crea una atmósfera alienígena que, a partir de arreglos electrónicos desacompasados y pequeñas distorsiones emanadas de los sintetizadores, buscando generar un estado inquietante que capta la atención. Y lo consigo. Si a la ecuación se le suma una percusión pesada que bebe de un hip hop de vieja escuela, todavía le aporta más profundidad y hace más complejo definir una música que bebe del mencionado Blake con influencias de Bon Iver y Air.
Un descubrimiento para los que gusten de una música con personalidad y delicadeza, más allá de lo obvio.
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