El músico y productor valenciano autoedita su primer álbum en solitario y suena como si James Blake fuera de la terreta
A veces a uno le gustaría estar dentro de la mente de un artista para comprender los mecanismos de su cerebro y los impulsos a la hora de la creación musical. ¿Cómo nacen sus ideas? ¿Cómo esas ideas te empujan a trasladarlas y plasmarlas? ¿Y cómo desarrollarlo sin ningún agente externo que te apoye o ayude? Imaginad todas estas conjeturas en la cabeza de Pau Corea, que ha publicado un encomiable y valiente álbum debut por su cuenta y riesgo.
El músico y productor valenciano compone, produce, toca, canta, mezcla y masteriza su primer trabajo en solitario. Un arduo y concienzudo proceso creativo por el que ha transitado el último lustro, mientras lo ha compaginado tocando en otras bandas y produciendo para otros artistas, lo que le hace una figura muy conocida de puertas para dentro de la industria musical. Ahora el foco está sobre él con una propuesta en el que un pop misterioso e intrincado se baña en la música electrónica más sofisticada que, irremediablemente al escucharlo, comprendes que estás ante algo especial.
Quizá no llegue a comprenderse del todo pero el tiempo va ser su gran aliado porque precisamente lo que busca es una música que deje su poso más allá de modas y emergencias. No es un fogonazo instantáneo que ilumine tan rápido como se apaga y se olvida (lo que demanda en estos tiempos una industria que funciona como Cronos devorando a sus hijos), son unas brasas que calientan y reconfortan.
Conocimos a Pau Corea este mismo año con el lanzamiento de 'FT8', que se describía como una canción lynchiana donde ya apuntaba maneras y vimos claro su paralelismo con James Blake. Algo que tras escuchar sus anteriores avances de este homónimo álbum debut que encierra 9 canciones en las que queda más que expuesto. Pero además es mucho más de lo que parece porque cada detalle, cada arreglo y cada verso le hacen poseer varias capas y lecturas que se disfrutan en posteriores escuchar. Siempre hay algo en lo que nos has reparado y puedes descubrir como el caleidoscopio de estilos que cohesiona con acierto.
Este disco contiene muchas subtramas con un elegante aire melancólico, a veces oscuro y tenebroso, pero donde lo íntimo y lo explosivo conviven en equilibrio. Lo minimalista y maximalista se complementan en una belleza tan extraña y rota de una propuesta bastante preciosista. Para hacernos una idea sus influencias más claras, además de James Blake como hemos comentado, son Jamie xx, Bon Iver, John Talabot y Ryuichi Sakamoto. Y es algo que al escuchar el álbum con atención se percibe y se nota.
No nos vamos a detener demasiado en canciones como ‘La cumbre’, ‘GirⓄ', ’Contra’ y ‘Pienso entrar’ que ya han sido presentadas a lo largo del último año y medio y es donde aflora el lado más pop del autor. Es muy reconfortante descubrir los cuatro temas hasta ahora inéditos donde encontramos piezas refrescantes como 'l3jos’, una colaboración con Ganges donde la influencia del drum'n'bass es clara en una contraposición entre la dulzura de las voces y los ritmos agitados que funcionan a la perfección. También cabe destacar ‘Pendergast’ como una composición minimalista llena de sensibilidad y también la intensidad melódica de ‘Entre la luz’, retomando un pop lleno de electrónica con vaporosos y conmovedores arpegios.
Pero donde acaba de ganarte es con la espléndida ‘Iori Onna’ como cierre colosal. Un tema totalmente instrumental que bebe de artistas como Max Cooper, un camino que debería de explorar y explotar mucho más.
En definitiva, este álbum debut es una pequeña joya a descubrir y que el tiempo irá poniendo en su lugar el esfuerzo invertido en ella. Y los que no puedan esperar para saber cómo defiende esta propuesta en directo, el próximo 18 de octubre en Madrid presentará el álbum en la céntrica Sala Berlanga. Las entradas aquí.
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