Por Bruno Caneda
Tremendo llenazo el vivido durante las tres jornadas de la segunda edición del Brunch Electronik Festival celebrado del 9 al 10 de agosto en el Parc del Fórum y el domingo 11 en los Jardins de Joan Brossa. Más de 70.000 asistentes, 6 escenarios y un total de 90 artistas de toda índole.
La mezcolanza de estilos y la diversidad entre DJ sets, lives electrónicos y directos más analógicos llenaban un cartel muy prominente con grandes estrellas y verdaderas finuras. Por esta razón nos dispusimos a visitar el Brunch Electronik en modo festival el pasado fin de semana.
El buen hacer de esta marca por todo el territorio español y por múltiples ciudades internacionales en la última década les vale como experiencia para montar un señor festival en uno de los lugares más emblemáticos de Barcelona, el Parc del Fórum, testigo de otros grandes festivales como el Primavera Sound.
Entre los diversos escenarios pudimos comprobar cómo aprovechan grandes producciones como el Groovik (ya visto en el Wanda Metropolitano de Madrid el pasado verano) o el Harmonik (clásico montaje del Brunch con plantas colgando y grandes muros de madera), además de una versión mejorada del Iconik de la primera edición, donde el techno y el hard techno dieron cera en un 360º stage muy vistoso.
Sin duda alguna el espacio protagonista fue el Euphorik, un stage dedicado a las bandas en directo que consiguió congregar al mayor número de asistentes en el colofón de The Blaze del cierre del sábado (día que colgó Sold Out al menos dos semanas antes de su celebración), pero empecemos por el principio.
En la primera jornada pudimos comprobar la diversidad de espacios y públicos en una vuelta de reconocimiento. El ambiente era realmente bueno, el movimiento constante de público no causaba molestias y se notaba que la separación entre escenarios era suficiente para escapar de agobios habituales en eventos de tal envergadura.
A destacar de la primera jornada los shows de Nightmares on Wax, que aunque fue en formato DJset nos calentó de lo lindo en las últimas horas de luz del viernes. Seguidamente nos dejamos caer por el brutal set de Helena Hauff con su característica mezcla entre techno y electro, aunque últimamente la vemos más adicta al primer género (para regocijo de muchos).
Seguidamente quisimos permanecer con el regreso a las pistas de Modeselektor, pero poco tardamos en movernos, ya que su set fue algo verbenero y poco hábil en las mezclas. Cayeron uno tras otro temas como el remix de su Bad Kingdom de Marcel Dettmann, el flight fm de Joy Orbison, el “Voltereta” de Jeff Mills y sin ton ni son el I Feel Love de Donna Summer…
Es por ello que Palms Trax fue el mejor remedio para tal paliza. Recién llegado de brillar en Dekmantel, el DJ británico residente en Berlín nos llevó del house más bailongo al dance moderno atravesando por sus distintivas percusiones.
La noche terminó con el b2b entre dos leyendas como Dixon y Hernan Cattaneo, dos verdaderas bestias, pero en lo suyo. La primera hora fue un verdadero lujo, las mezclas entraban a placer, pero según avanzó el set se notaba la diferencia de estilos que manejan. El primer backtoback de su historia fue igualmente un gran cierre de festival que nos hizo descubrir el llenazo del Harmonik, escenario que hasta entonces había sido para nosotros una incógnita escondida a la derecha del gran anfiteatro del Euphorik.
Con algo de resaca (nada que un buen ceviche no pueda curar), el sábado comenzamos con el soft live de Polo & Pan, los franceses tenían al gran grueso del público más internacional disfrutando en el gran anfiteatro cara al mar. En paralelo el clásico dúo de Sasha & John Digweed desplegaba su maestría y Dax J se las veía en la complicada situación de sacarle el máximo partido al sistema de sonido del Iconik, disperso por el espacio abierto y con poca definición.
A pesar de que tales expertos estaban en acción, decidimos acercarnos al Rhythmik con una Dee Diggs que nos quitó el mono de vinilo con grandes edits de clasicazos disco de Michael Jackson o Whitney Houston mezclando un house de altos vuelos.
Nuestras expectativas más altas estaban puestas en Soulwax y es por eso que nos fuimos directos a ver su live, un show con el mismo montaje que pudimos ver el pasado invierno en la Riviera, pero con un set con temas nuevos mezclados con sus mejores hits. Lo de los belgas es una burrada, tres baterías (entre los que se encontraba Cavalera, mítico ex-integrante de Sepultura) y cuatro sintetizadores marca de la casa. Fue el mejor show del fin de semana por muchos aspectos, déjese notar el forofismo del que escribe.
El colofón de The Blaze se sabía importante, quizás no entendible que cerrasen el festival, por el bajón de bpms, pero la fama manda. Sin duda alguna el llenazo se vivió a las 2am con su directo de poco más de una hora, en el cual vivimos momentos épicos pero muy similares a los que pudimos disfrutar en otros conciertos de los últimos años como los del Sónar 2023 o el reciente Tomavistas.
El domingo se vivió otro llenazo de Black Coffee en los Jardins de Joan Brossa, pero nuestras obligaciones (y fuerzas) nos privaron de tal fiesta. Un gran placer vivir la experiencia festivalera con una organización de diez y una localización perfecta para el caluroso fin de semana vivido en Barna. Gracias Brunch Electronik y gracias hermanos Dewaele por hacernos volar lejos una vez más.
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